Técnicas para hablar en público
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Existen diversas maneras para introducir un discurso:
Ante un público apático:
El Buen Orador debe estar atento al público al que dirige su discurso, no sólo en el momento de la presentación, sino mucho antes de ella, para preparar lo necesario de acuerdo al público. De allí la importancia de un buen análisis del público. El emisor, de cualquier mensaje que se trate y utilizando cualquier medio de comunicación, debe tener en cuenta que no es lo mismo que se trate de un niño o de un adulto, como tampoco es lo mismo que se trate de un mudo o de una persona que habla. Por tanto, la práctica común de un buen orador será la de tener la costumbre de observación sobre todos los datos del público a quien dirigirá su mensaje. Veamos un poco de esto.
¿Qué debemos analizar?
El público es aquel conjunto de personas que son receptoras de un medio de comunicación, es decir, son aquellos que leen la prensa, oyen la radio, ven la televisión y el cine, y en nuestro caso, aquellos que escucharán el discurso preparado por el orador. El público objetivo es, entonces, ese conjunto de seres humanos hacia el que van dirigidas las palabras, gestos, actitudes… del orador, de acuerdo a los intereses de éste y las afinidades de aquellos.
Partiendo de esta definición, podemos muy bien, preocuparnos por determinar las características necesarias que debe conocer el orador para dirigirse al público. Alan Monroer y Douglas Ehninger proponen un esquema para el análisis del público. Se destacan, pues, los siguientes puntos:
Teniendo un análisis del público de este tamaño puede resultarnos muy favorable para poder preparar el discurso y compartirlo, porque de acuerdo a todas estas características se acomodará nuestra manera de presentarnos ante el público.
Es tan necesario el análisis del público como la preparación del discurso, porque puede estar muy bien preparado el discurso, pero si no se conoce el público al que se transmitirá el mensaje, puede ocasionar poco entendimiento o, bien, frustración por la poca influencia que se ha tenido en él. O bien, puede estudiarse muy bien al público, pero no tener el discurso preparado, traería nefastas consecuencias, porque se conoce al público, pero no el mensaje. De aquí llegamos a la conclusión que un buen orador tiene que «tener un ojo al gato y otro al garabato», es decir, no puede descuidar ni la preparación de su discurso, y mucho menos, el estudio, aunque sea mínimo del público con quien estará.
Después, en el momento del discurso, también debe estar muy atento a las reacciones del público, a esa comunicación no verbal que transmiten las personas, para dar agilidad al discurso o lanzar preguntas, o incluso, modificar la presentación. El público siempre dice mucho, y por ello, se debe repasar con la mirada a cada uno de los presentes, para descubrir el impacto del tema, su disgusto o contento por el tema, y quizá, si es necesario un descanso o un momento relajante por lo tenso del ambiente.
¿Por qué el análisis del público?
Todo lo descrito anteriormente tiene su finalidad u objetivo, no sólo es para complicar la existencia del orador, sino para ser dirigido hacia la funcionalidad del discurso y acercamiento a la realidad del público. El análisis del público tiene entre otras funciones, ayudar a crear dentro del discurso, actos de disonancia y actos persuasivos, que generen respuestas positivas. Sea que se trate de un discurso exclusivamente informativo, sea que tenga contenido conductual e incluso moralizante, sea que pretenda cambiar de opinión y transformar los comportamientos… de cualquier manera, el discurso debe estar dirigido al público y provocar en él algo, de tal manera que no se quede reducido a la nada.
De acuerdo al tema, el orador debe buscar en el público un acto de disonancia, para interesar a las personas en la presentación del discurso. Quien no es capaz de persuadir al público, mantener la atención y provocar la transformación en las actitudes del público, quizá sea porque aún no ha aprendido a observar al público, y mucho menos, a estudiar las características del grupo al que se enfrenta. De allí nace, incluso, la necesidad de tener, aunque sea mínimamente, conocimiento de psicología y comportamiento humano, no sólo de un estrato social, sino de todos.
El arte de comunicar bien, tiene sus bases también en el acto de persuasión que consiste en mover al público a aceptar nuestro punto de vista, y no solamente influir sobre ellos. Quien influencia no pretende cambiar de actitudes de tal o cual persona, quien persuade sí, y se esfuerza en ello. Cuando se conoce el público al que se dirige el mensaje, puede darse este acto persuasivo, que conduce a la transformación o cambio de actitudes, que podríamos calificar como «conversión». El acto de persuasión tiene como pilares: el ethos, es decir, la bondad moral del mensaje y de quien actúa como fuente de información o persuasión; el logos, es decir, los argumentos; y, el pathos, es decir las emociones que dan soporte a los argumentos.
De todo lo dicho anteriormente, es clara ya nuestra conclusión: es importante el análisis del público para el orador, pues éste le capacita para descubrir el lenguaje adecuado, la sencillez o complejidad del discurso, las actitudes en el orador… y, por si fuera poco, la manera de presentarse en el vestir. El conocimiento del público no es accesorio para el orador, sino fundamental, para darle orientación al discurso e influir positivamente en el público, pues de otra manera, el discurso quedará reducido a información amorfa que no produce nada.
“Un ojo puede amenazar como un rifle cargado y apuntando, puede insultar como las burlas o las patadas o con ánimo distinto (y a través de rayos de bondad) puede hacer el corazón bailar de alegría”
Ralph Waldo Emerson
Objetivo de comportamiento para la comunicación visual …mirar a otra persona con sinceridad y sin titubear.
En las comunicaciones individuales, la comunicación visual normal debe ser de 5 a 15 segundos. Para individuos dentro de un grupo debe ser de 4 a 5 segundos. Haga un hábito de esto para que cuando esté bajo presión mantenga un patrón de mirada contada sin la necesidad de reflexionar sobre el asunto.
Lo que algunas personas hacen
Pedro es ministro de una pequeña iglesia. Cuando dirige la oración, mantiene los ojos cerrados durante 2 o 3 segundos entre las miradas hacia su público, quizá asumiendo una actitud Divina, pero más bien dando una impresión de distancia. Este patrón de hábito también entra dentro de sus conversaciones personales. Él no sabe que tiene «parpadeo lento», lo que hace que su público. se sienta alejado.
Juan es un productor cinematográfico que tiene la costumbre de mirar hacia la parte inferior de la mejilla derecha de la persona que lo escucha Esto causa una impresión de torpeza o distancia sin que él lo sepa.
Mariana es directora de personal para una importante compañía. Al entrevistar a las personas, casi siempre mira hacia la ventana cuando habla y hace preguntas. Esto la hace parecer poco interesada y distante.
Patricia es una gran oradora profesional que emociona a su público con interesantes historias y anécdotas personales. Lo malo es que ella reduce su impacto personal al mirar a las personas de su público por casi medio segundo o menos. Aunque siente que tiene buen contacto visual, los individuos de su público no sienten que se esté dirigiendo a ellos correctamente.
Mejorar su comunicación visual
La comunicación visual es la habilidad más importante entre sus herramientas de impacto personal. Los ojos son la única parte de su sistema nervioso central que tiene contacto directo con otra persona. No piense simplemente que hacer «contacto visual» es suficiente. Una buena comunicación visual significa más que una mirada casual.
Intimidad, intimidación e implicación
Las tres «les» de la comunicación son intimidad, intimidación e implicación. La intimidad y la intimidación significan mirar a otra persona por un largo periodo de tiempo (de 10 segundos a un minuto o más). Pero más del 90% de nuestras comunicaciones personales (especialmente en lo que se refiere a negocios) requieren de implicación. Esto merece toda nuestra atención y es la base del siguiente material.
Cinco segundos para mayor efectividad
Cuando hablamos con otra persona y estamos emocionados, entusiasmados y confiados, por lo general la miramos durante cinco o diez segundos antes de voltear la vista. Esto es natural en la comunicación entre dos personas. Esto es también lo que se debería hacer en cualquier situación. Ya sea hablando con una persona o con mil. Las personas que escuchan se sienten cómodas con los cinco segundos en la mayor parte de sus comunicaciones, así que es lógico que usted cumpla esas expectativas.
Cuídese de disparar la vista
El problema de la mayoría de nosotros cuando nos sentimos presionados es que miramos hacia cualquier lugar menos a la persona que nos escucha. Nuestra mirada tiende a dispararse hacia todas partes como conejos asustados. Esto demuestra un nerviosismo que afecta nuestra credibilidad. Mirar hacia otra parte que no sea la persona con la que hablamos aumenta esta tendencia y hace que el que nos escucha se sienta incómodo.
Cuídese del parpadeo lento
Por otra parte, es igual de desconcertante desarrollar el hábito del «parpadeo lento». Esto es cuando usted mantiene sus párpados cerrados por 2 o 3 segundos. Esto transmite el mensaje «en realidad no quiero estar aquí». Por lo general los que lo escuchan tampoco lo querrán.
La comunicación visual y la televisión
Con la llegada a la era del video, todos estaremos en la televisión tarde o temprano (como un modo de adiestramiento o tal vez en una videograbación casera). Es importante tener una comunicación visual estable con el entrevistador y con cualquier otro que aparezca frente a las cámaras. Nunca vea directamente a la cámara. El teleauditorio en realidad lo está observando por medio de la cámara, así que trate a la cámara como el «observador» que realmente es.
Incidencia del ángulo del ojo
Un último consejo. Si se está dirigiendo a un grupo numeroso y la incidencia del ángulo de su ojo entre cada individuo es reducida, una comunicación visual extensa (5 segundos) es aún más importante. Esto se debe a que cuando usted mira a una persona, otros alrededor de esa persona pensarán que usted les está hablando sólo a ellos.
Aplicación a los negocios
Usted usa sus ojos para comunicarse el 90% de las veces en los negocios (sin contar el teléfono). Cuando se comunique con personas con las que se encuentre en sus negocios (colegas, clientes. jefes, etc.), concéntrese en la manera en que los está mirando. Imagínese cómo se ve cuando está molesto o contento. Al igual que un vendedor, resuelva cómo mirar a un cliente difícil antes de una venta. Compare eso a como usted se ve después de cerrar el trato. Fíjese en el patrón de los ojos de otros durante una entrevista de empleo o una revisión de trabajo. Luego aplique sus recién adquiridos conocimientos a sus propios patrones de vista de una manera más electiva y confiada.
A continuación se dan algunos ejercicios para desarrollar sus habilidades y algunos consejos para aumentar sus comunicaciones visuales en las situaciones interpersonales que enfrenta a diario. Practique cada uno de ellos diariamente. Al principio puede ser que se sienta un poco raro o apenado, pero como cualquier otro comportamiento aprendido, la práctica constante aumentará su confianza y mejorará notablemente su «comunicación visual».
Ejercicios para la comunicación visual: conciencia y desarrollo de las habilidades
La planeación del escrito comprende la definición de las siguientes partes:
Selección del tema. Una investigación es un proceso que incluye identificación, búsqueda, selección, procesamiento y comunicación de información referente a un tema, a partir de una inquietud personal. Esta inquietud suele plantearse en forma de pregunta, la cual se convierte en el eje de la investigación.
Para elegir el tema de investigación, conviene pensar en nuestros intereses e inquietudes. Reflexionar sobre lo que somos y lo que hacemos. Aunque es válida una investigación para nosotros mismos saber mas o aprender de un tema, es importante considerar que el producto de nuestra investigación pueda trascender y ser de interés y utilidad para otras personas. Construir y fundamentar nuestra opinión o reflexión acerca de un tema y ponerla a consideración de un público determinado. No se trata de repetir lo que otros han dicho o expresar ideas de las cuales no estamos convencidos.
Público al que se dirige la investigación. ¿Quién me interesa que lea el resultado de mi investigación? En ocasiones no basta con decir «voy a ponerlo para el que lo quiera leer». Dependiendo del público al que queramos llegar, será el enfoque que le demos a nuestra investigación y la manera que elijamos para presentar dicha investigación. Existen obras de arte, que son creadas para el que le guste o para quien las entienda, pero si nos referimos a investigaciones, comentarios, opiniones y reflexiones acerca de un tema, es importante que consideremos a quién queremos dirigir específicamente nuestra investigación, independientemente de que pueda haber personas fuera de las consideradas por nuestra investigación, que se interesen y encuentren utilidad a nuestro trabajo.
Objetivos de la investigación. ¿Qué espero lograr en las personas que revisen mi producto? Al pensar en el público al que se dirige la investigación, se piensa en los objetivos que persigue la propia investigación. La investigación fue creada para que la gente conozca, reflexione, esté informada, se sensibilice respecto a algo, etc.
Estos objetivos están en función del tema elegido y de nuestros propios intereses e intenciones. Medio a través del cual se dará a conocer el proceso, los avances y los resultados de la investigación. ¿Cuál es el medio que voy a utilizar para allegar los resultados de mi investigación al público determinado?
El tema de investigación, los objetivos y el público al que se dirige la investigación, nos dan pautas para elegir el medio o los medios adecuados para presentar la información. Así como para considerar de manera inicial y general, el esquema del contenido que pretendemos presentar.