Edita tus propios textos

EditarTextos

Escribir no es fácil, pero no le restes importancia a la edición de tu trabajo antes de que otros lo lean. Te decimos cómo hacerlo, pues en la escritura académica recorremos los pasos señalados por Serafini (1994) de planeación-preescritura, escritura y postescritura, y se puede verificar en el esquema de la Escritura de un Ensayo.

Elaboracion de un Ensayo

El secreto de la escritura se encuentra en la revisión del borrador a través de la edición, pues es lo que diferencia la redacción apresurada y la puntuación al azar, y la redacción sustentada y revisada con detenimiento.

Sin importar lo bueno que creas que eres para escribir, las primeras palabras que escribes en una página constituyen un primer borrador. Escribir es pensar: no es común saber exactamente lo que vas a decir antes de que lo digas. Al final, por lo menos tienes que releer el borrador, ordenar todo y asegurarte de que la introducción que escribiste al inicio concuerde con lo que finalmente dijiste, que sea explícita la tesis y los argumentos que utilizas sean sólidos.

La palabra escrita nos ofrece una de las oportunidades poco comunes en la vida de volver a decirlo: corregir y decir esta vez lo que queríamos. El tiempo que inviertes en la edición, la reelaboración y la depuración convierte tu primer borrador en un segundo borrador… y luego en un tercero y, si sigues así, al final tendrás algo fabuloso. El peor error que puedes cometer como escritor es suponer que lo que escribiste la primera vez es lo suficientemente bueno.

Ahora veamos cómo hacer la edición en sí.

La mayor parte de los errores de redacción son tan comunes que desconciertan; los buenos escritores se vuelven expertos en detectarlos antes de que queden plasmados. Algunas de las cosas que aprenderás a identificar (y que siempre tengo que corregir en mi propia redacción) son:

El uso excesivo de cierto vocabulario y terminología. Lo que hace este tipo de redacción es desdibujar la idea que quieres expresar, por tanto habrá que evitar la repetición de palabras. Y además, ten en cuenta la recomendación de Orwelll: “Nunca uses una palabra larga cuando puede servir una palabra corta”.

■ La voz pasiva. En la mayoría de los casos, el sujeto de la oración debe ser la persona o cosa que realiza la acción, no sobre quien recae la acción. En la escritura académica debes evitar el uso de la segunda persona, como la que yo estoy usando ahora; es muy distinto si yo escribo: «La escritura académica evita el uso de la segunda persona».

■ La divagación. Cuando no estás muy seguro de lo que quieres decir, es fácil divagar en torno a una idea, expresarla de tres o cuatro formas diferentes y luego, en vez de reducirla a una sola oración concisa, eliminar las cuatro oraciones y elaborar un párrafo torpe e impreciso. Una sola oración directa casi siempre es mejor que cuatro que se tejen alrededor de una idea.

Cuando escribes algo, te encuentras muy cercano al texto. Es casi imposible distanciarse lo suficiente como para hacer una edición adecuada de manera inmediata. Pero tienes que alejarte y regresar después con otra perspectiva. Cuanto más tiempo puedas dejar un borrador antes de editarlo, mejor.

Cuando ya te pongas a editar, lee tu trabajo en voz alta, haciendo pausas solo cuando hayas puesto signos de puntuación.

Al obligarte a decir las palabras, en vez de solo leerlas en una pantalla de computadora, identificarás más problemas y sentirás mejor su fluidez. Si tropiezas con algo, es probable que tu lector también lo haga. Algunos escritores incluso imprimen sus borradores y editan con tinta roja mientras los leen en voz alta.

Escribir de más representa mayores problemas que escribir de menos. Es mucho más probable que hayas escrito demasiado que muy poco. Es mucho más fácil lanzar palabras sobre un problema que tomarse el tiempo para encontrar las palabras adecuadas. Como escribió en una carta Blaise Pascal, un escritor y científico del siglo XVII: “Me he extendido más de lo común porque no tuve tiempo de recortarlo”.

La regla para la mayoría de los escritores es: “Si tienes dudas, recórtalo”. Si alguna palabra no es necesaria en una oración, quítala; si una oración no es necesaria en un párrafo, quítala; y si un párrafo no es necesario, también quítalo.

Repasa lo que has escrito y busca las partes que puedes recortar sin afectar el resto, y elimínalas. Eso hará más riguroso el trabajo, y lo que tratas de decir tendrá mayor precisión.

El principio es la parte más importante de cualquier cosa que escribas. Si no puedes captar la atención de la gente al inicio, luego ya no tendrás la oportunidad de hacerlo. Y es en la introducción donde debes señalar con claridad la tesis o la idea central que quieres comunicar. Al final, una oración bisagra que abra las puertas para lo que se desarrollará en el texto.

La estructura es en lo que se apoya el texto. No importa qué tan bien se redacten las oraciones por separado si todo lo demás es un desorden disparatado. Solo asegúrate de que estás teniendo en consideración al público que deseas llegar. Una serie de párrafos largos e inacabables hará que tu lector no quiera seguir leyendo. Divide las cosas en puntos concisos y, si es necesario, inserta subtítulos, como los de este artículo.

La edición de tu trabajo es tan importante como la redacción, por decir lo menos. Para que algo con el potencial de ser bueno realmente lo sea, se requieren ajustes, reelaboraciones y modificaciones. No dejes de poner atención en esto.

 

Serafini, M. T. (1994). Cómo se escribe. Barcelona, España: Paidós.

Lectura de comprensión

Compartimos una guía bien resumida y práctica de los tres momentos clases en la comprensión lectora: Antes, durante y después de la lectura.   Esta pequeña guía les muestra qué acciones tomar o qué preguntas hacer en el proceso lector.  El docente, maestro, padre de familia o tutor es un guía que lleva al estudiante por cada uno de los tres momentos para que desarrolle su pensamiento crítico y potencie su creatividad innata.

Info Lectura.jpg

Queda claro que antes de la lectura se realizan actividades y preguntas encaminadas a activar los conocimientos previos hacia la lectura y/o generar expectativa frente a la misma.

  • Formular preguntas
  • Pequeños proyectos de motivación
  • Indagar en experiencias previas
  • Anticiparse al texto solo leyendo el título y/o viendo la portada (si la tiene)

Durante la lectura, el estudiante utiliza todas sus habilidades de análisis que le permiten llegar a formular  juicios valorativos, emitir conclusiones basado en lo leído y realizar predicciones justificadas.

Finalmente después de la lectura, se realizan actividades que cierran todas la preguntas y juicios  para llegar a conclusiones, basadas en el texto, de cara a la realidad de cada estudiante. Me gusta esta parte porque es ahí donde se pueden apreciar las individualidades y qué tanto el texto llegó a ser interiorizado por el estudiante de manera particular.