Consejos para ser un mejor lector

Cada uno lee lo que quiere y como quiere, eso está claro. Si disfrutas leyendo y te sientes a gusto, quizá este artículo no es para ti. Hoy buscamos a aquellos que leen a tropezones, no logran terminar los libros sin esfuerzo, que se aburren con facilidad o que buscan ampliar sus horizontes lectores y no saben cómo. Todos somos lectores a nuestra manera, pero hay algunas formas de mejorar nuestra relación con los libros.

Guarda un lugar y un momento para leer.

Lo hemos recomendado muchas veces, pero es necesario insistir. Si logras crear una rutina lectora, cada vez te será más fácil leer, además de que todo el mundo a tu alrededor sabrá que hay un momento al día que es solo para ti. Aunque no sea más que media hora, eso es suficiente para crear un hábito. Busca un lugar donde te sientas cómodo y deja allí tus libros. Ese será tu rincón lector. Tu santuario.

Todos los libros son buenos.

No tienes que empezar a leer todos los Premios Nobel ni a seguir las recomendaciones de los críticos literarios, o lo que veas que esté de moda. Si llevas mucho tiempo sin leer o nunca has tenido tiempo, es mejor que empieces con libros con los que te sientas cómodo. Si son novelas de aventuras, perfecto, si son relatos románticos, también. Que nadie te diga nunca que lo que lees no merece la pena.

No tengas miedo a leer clásicos.

Con libros complicados hay que probar de vez en cuando. Del mismo modo que los libros menos valorados son válidos, no debemos dejar de lado a los grandes clásicos sólo por miedo, o a libros muy premiados por pensar que serán aburridos o demasiado complicados. A veces cuesta entrar en un buen libro, pero al final merece la pena.

Puedes dejar de leer.

Sí, pese a todo, lo más seguro es que en un momento dado te encuentres con un libro con el que no puedas. Hay gente que es incapaz de dejar un libro a medias y siguen con él, como si fuera un castigo, solo para poder comprobar por sí mismos lo malo que es. No es necesario, de verdad. Si un libro te amarga la vida, déjalo y toma otro que te haga olvidar el mal trago.

El mejor libro es el siguiente.

Sí, es una de las mejores cosas de ser lector: por mucho que te guste un libro, ten la certeza que ahí fuera hay uno igual de bueno o incluso mejor. Un libro que te transporte, que te hable al corazón, que te haga repensar el mundo tal y como lo conoces; una vez te vuelves adicto a la lectura no hay vuelta atrás.

Conviértete en un ejemplo.

En la vida hay numerosas actividades que son saludables. Leer es una de ellas. Si lees de manera habitual, si das valor a los libros, conseguirás influir en aquellos que te rodean. Si les cuentas que se puede empezar a cualquier edad y que van a pasar ratos geniales, es posible que también compartan tus lecturas. Y aunque sólo fuera un rato al día te aseguramos que ya sería todo un éxito.

Técnicas de lectura que cambiarán tu forma de leer para siempre

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• Identifica tu propósito. Para conseguir aprender de la lectura, en primer lugar debemos entender por qué estamos leyendo. Es decir, si compramos un libro, ¿cuál es nuestro propósito u objetivo con respecto a ese libro: mero entretenimiento o aprender?
• Participa con lo que lees. Cuando participas activamente con el libro y resaltas las ideas claves, estás aumentando drásticamente tu capacidad de absorción de lectura. Es entonces cuando no sólo estás leyendo; ahora estás aprendiendo.
• Deja a un lado la velocidad de lectura. Algunas ideas de autores son demasiado importantes como para no detenerse en algunas frases o comentarios, leerlos tranquilamente y volver a releerlos, incluso ir hacia atrás. Si tu objetivo es aprender, tómate tu tiempo. Finalmente, a medida que vamos leyendo más y más, nuestra velocidad de lectura aumenta, y nuestro cerebro comienza a procesar las letras y las ideas de una forma mucho más rápida, sobre todo si nos involucramos con el libro.
• Elije el formato adecuado. Hoy día podemos elegir libros impresos, libros electrónicos y audiolibros.
• Escribir las ideas clave. Si escribes lo que lees, no se te olvidará. Siempre añade tus propias opiniones e impresiones. Si lees aprendes, si enseñas a otros lo que has aprendido, aprendes aún más, y además, no se olvida.
• Aplica lo que lees. Un libro es, en cierto modo, el punto de vista de una persona. En cualquier caso, estamos recibiendo un aporte del cual podemos aprender, o bien, podremos rebatir con nuestra experiencia adquirida. Recuerda que la lectura no es sólo leer, sino aprender. Y sólo aprendemos cuando conservamos lo que leemos y lo aplicamos.

Palabras difíciles de pronunciar

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La Dinastía Sheng solía grabar símbolos sobre los caparazones de las tortugas para expresarse, posteriormente utilizaron la superficie de los bambúes para grabar figuras que ellos consideraban mensajes. En el año 1600 a.C. fue cuando esta dinastía utilizó materiales extraídos de la misma tierra para exteriorizar de manera “visual” lo que a veces no podían transmitir de manera verbal.

dinastiaCon el tiempo estos símbolos fueron tomando forma y al pasar de una dinastía a otra se fueron detallando cada vez más. No fue hasta que la Dinastía Han (200 a.C.) transformó todos estos gráficos en un verdadero lenguaje escrito y formal que aún es utilizado por la cultura asiática. La evolución y perfeccionamiento de los símbolos que conforman la escritura china sucedió con el descubrimiento de la elaboración del papel, así como de herramientas que mejoraron la caligrafía de cada trazo, por ejemplo, pinceles hechos de bambú y pelo de cabra.

El número de caracteres que conforman el diccionario chino es de casi 48 mil símbolos, los cuales se traducen en palabras creadas a partir de estos signos y su combinación.

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A diferencia de esta escritura, nosotros, los hispanos, poseemos un alfabeto de letras, no de trazos, con las cuales armamos palabras que a su vez se reúnen para expresar una idea de manera escrita o verbal. Comparando nuestra escritura con cada símbolo chino, queda bastante claro que no nos resulta tan complicado trazar las letras de nuestro abecedario, pues se trata de un verdadero arte caligrafiar estos caracteres.

Sin embargo, existen algunas palabras en nuestro idioma que pronunciar ¡sí está en chino!

  1. Electroencefalografista (23 caracteres)
  2. Esternocleidomastoideo (22 caracteres)
  3. Electroencefalografía (21 caracteres)
  4. Otorrinolaringólogo (19 caracteres)
  5. Desoxirribonucleico (19 caracteres)
  6. Electrocardiograma (18 caracteres)
  7. Fotosintéticamente (18 caracteres)
  8. Electrodoméstico (16 caracteres)
  9. Arteriosclerosis (16 caracteres)
  10. Paralelepípedo (14 caracteres)
  11. Caleidoscopio (13 caracteres)
  12. Ovovivíparo  (11 caracteres)
  13. Homopedonecrozoofílico (22 letras)
  14. Hipopotomonstrosesquipedaliofobia (33 letras)
  15. Pneumonoultramicroscopicsilicovolcanoconiosis (45 letras)

Antes de hablar en público o para evitar errores con palabras “raras”, ejercita tu boca, sí, es real que los labios y la lengua también necesitan ejercitarse. Pon un lápiz entre tus dientes y practica la palabra varias veces, haz ruidos chistosos con tus labios o lengua y ábrela como un camello hasta que sientas que eá lo suficientemente flexible como para ser el rey del trabalenguas.

Respira y tómate tu tiempo antes de soltar una palabrota, cuando dejas entrar oxígeno a tu cerebro, además de relajarlo, lo previenes de mejor manera para lo que está por venir.

Un secreto infalible para no cometer errores a la hora de leer o pronunciar una palabra que comúnmente no utilizamos, es el de escribir y leer en voz alta una, dos y las veces que sean necesarias lo que vas a decir, además de guardarlo muy bien en tu memoria, recordarás como un pequeño clip el momento en que escribiste cada letra, por lo que serán menos las veces que te equivoques al hablar.

Te parecerá infantil, pero lo mejor para volverte un experto en dicción es jugar con los trabalenguas más complicados para ti, haz una lista y escoge los que te parezcan más incómodos a la hora de leerlos en voz alta, tal vez tu coco sea la letra “r” o tu problema aparezca cuando te trabes al ver tantas “b” juntas, encuentra tu debilidad y transfórmala en oportunidad.

La lectura, desde el texto más sencillo hasta el más rebuscado, es sin duda una herramienta indispensable para tener conocimiento de palabras con las que no estamos familiarizados, al ampliar nuestro vocabulario, serán cada vez menos las palabras que desconocemos y que se nos dificulten pronunciar.

Leer para mejorar la escritura

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Si te decimos que a la mayoría de los escritores les gusta leer no te estamos revelando nada nuevo.

Pero si te decimos que TODOS los escritores deberían hacer de la lectura una de sus principales actividades, tal vez creas que estamos exagerando.

En absoluto. La lectura profunda y continua es el mejor curso de escritura que podrías estar haciendo. Y lo mejor: es gratis.

Cuando lees, mejoras tu dominio del lenguaje y aprendes a expresarte mejor. Pero también aprendes el dominio de las estructuras narrativas, la forma en que se gradúa la tensión, se dosifica la información y se disponen los acontecimientos.

Basta con que prestes atención mientras lees para que recibas un torrente de conocimiento de los mejores escritores de la historia de la literatura.

Por eso te contamos nueve maneras de utilizar la lectura para mejorar tu escritura:

1. Usa la lectura como inspiración

La inspiración es importante a la hora de escribir.

Y la lectura te proporciona toneladas de ella porque te traslada a otras épocas o a otros mundos, te presenta el punto de vista y las ideas de otras personas, te muestra una infinidad de personajes y despliega ante ti las más variopintas situaciones.

Si lees todos los días verás que las ideas para nuevas historias afluyen a ti sin parar porque tendrás un rico acervo del que hacer uso.

2. No te limites a leer libros del género que escribes

¿Escribes novela romántica o fantasía y solo lees novela romántica o fantasía? Pues déjanos decirte que haces mal.

Esa es la manera más fácil de caer en los clichés propios de cada género y escribir historias poco profundas y trilladas.

Sin embargo, cuando lees novelas de otros géneros, cuando lees las obras clásicas de la literatura universal, cuando lees obras de diferentes corrientes literarias amplías tu foco.

Tu escritura se aleja de lo que es común en tu género y adquiere originalidad, porque leer te ayudará a encontrar un estilo propio e ideas nuevas.

No te aísles en un género, atrévete a conocer la increíble diversidad que hay en los libros.

3. Lee atentamente

Estudia la historia. Profundiza en los personajes. Medita sobre cómo el escritor ha dispuesto los elementos de la trama.

Cuando leas un libro no te limites a pensar “Es bueno” o “Es malo”. Analiza por qué es bueno o malo. Qué partes son las que te han gustado y por qué, o qué partes te han parecido flojas y por qué. Pregúntate cómo podría haberse hecho mejor.

Los libros, para un escritor, nunca son mero entretenimiento, sino que son una fuente inagotable de conocimiento.

Si quieres aprender a leer con profundidad y desarrollar tu juicio para captar lo bueno y lo malo de cualquier lectura, apúntate hoy mismo al Curso de Crítica Literaria. Verás que tu nivel de lectura sube y tu escritura mejora casi desde el primer momento.

4. Disfruta

Leer es divertido, así que disfruta cuando lo hagas.

Sí, acabamos de decir que se debe leer con atención. Y no es mentira.

Pero verás que cuanto más leas, más fácil te resultará realizar un análisis de la lectura en paralelo, mientras simplemente te limitas a disfrutar con la historia.

Tu cerebro entrenado captará los aciertos y los errores de la trama de forma casi inconsciente y cuando escribas sabrás replicarlos o evitarlos en tus propias historias.

Y todo ello mientras te lo pasas bien mientras lees. ¿No es fantástico?

5. Lee los libros consagrados

Literalmente hay millones de libros por leer. Y su número aumenta día a día.

Pero la vida es corta.

Así que lo mejor es dedicarse a aquellos libros que vienen avalados por el marchamo de haber gustado a miles de lectores y críticos literarios.

Puesto que los libros son la mejor escuela de escritura, ¿por qué no aprender de los mejores?

6. Lee libros malos

Se dice que no hay libro tan malo que no sea posible aprender algo de él. Y en efecto es así.

Los malos libros son ejemplos vivos de cómo no escribir.

¿El personaje es poco interesante? ¿Las situaciones inverosímiles? ¿No hay conflicto? ¿Las cosas se solucionan como por arte de magia?

Aunque te cueste, no abandones una mala lectura y toma buena nota de sus fallos, errores y defectos para evitar cometerlos en tus propias novelas.

7. Abre tu mente

Abrir la mente es precisamente uno de los principales beneficios de la lectura.

Lee dispuesto a encontrar nuevas y extrañas técnicas de escritura. A hacerte preguntas. A poner a prueba tus ideas.

Abre tu mente y saca tus propias conclusiones sobre lo que está bien y lo que está mal a la hora de escribir.

8. Cuestiónatelo todo

Esto está estrechamente relacionado con la idea de leer atentamente, y es un tema realmente importante.

Ya sea que leas un clásico consagrado o el último bestseller, cuestiónatelo todo.

Preguntarte sobre la intención del escritor al plantear de una determinada manera la trama o interrogarte sobre la motivación de los personajes, te permitirá hacer lo mismo en el momento en que te pongas a escribir.

¿Por qué elegir esa forma de contar la historia y no otra? ¿Por qué tu personaje prefiere el amor en lugar de la riqueza?

Solo cuestionando una y otra vez las decisiones que tomes lograrás dar con la mejor manera de contar aquello que quieres contar.

9. Lee libros que te enriquezcan

Un libro es el reflejo de su autor.

Si deseas escribir un libro con significado, debes conseguir que tu propia vida sea significativa.

Se trata de no conformarse y buscar las respuestas a las grandes preguntas que el hombre se hace desde que pisa la Tierra.

¿Dónde hallar la felicidad? ¿Cómo afrontar nuestra mortalidad? ¿Por qué el amor nos completa? ¿Cómo superar el dolor?

Muchos antes que tú se han planteado esas preguntas y han tratado de resolverlas en sus libros. Léelos. Aprenderás mucho, reflexionarás mucho y adquirirás un bagaje que se reflejará en tus obras.

Serás capaz de inspirar a otros, como antes otros te inspiraron a ti.

Ya lo sabes, un libro no solo puede entretener, también puede enseñarte un montón de cosas que te ayudarán a ser mejor persona y, además, mejor escritor.