«Se cree equivocadamente muchas veces que la escritura se hace sentado y dentro de nuestra cabeza. Uno de los retos de este libro es que la escritura se hace en movimiento, de pie, en lugares incómodos, fuera de casa, y se puede estar tan cerca de la experiencia del otro para sentir su dolor y su alegría. Hay formas radicales de la empatía que la escritura nos permite»
Cristina Rivera Garza