Razones para no entenderse
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«La lectura no es algo a lo que haya que obligar a la gente. Hay que explicar que es muy hermoso y muy divertido. El que quiera entrar que entre. Habrá gente muy triste que no querrá divertirse»
Luis Alberto de Cuenca
• Identifica tu propósito. Para conseguir aprender de la lectura, en primer lugar debemos entender por qué estamos leyendo. Es decir, si compramos un libro, ¿cuál es nuestro propósito u objetivo con respecto a ese libro: mero entretenimiento o aprender?
• Participa con lo que lees. Cuando participas activamente con el libro y resaltas las ideas claves, estás aumentando drásticamente tu capacidad de absorción de lectura. Es entonces cuando no sólo estás leyendo; ahora estás aprendiendo.
• Deja a un lado la velocidad de lectura. Algunas ideas de autores son demasiado importantes como para no detenerse en algunas frases o comentarios, leerlos tranquilamente y volver a releerlos, incluso ir hacia atrás. Si tu objetivo es aprender, tómate tu tiempo. Finalmente, a medida que vamos leyendo más y más, nuestra velocidad de lectura aumenta, y nuestro cerebro comienza a procesar las letras y las ideas de una forma mucho más rápida, sobre todo si nos involucramos con el libro.
• Elije el formato adecuado. Hoy día podemos elegir libros impresos, libros electrónicos y audiolibros.
• Escribir las ideas clave. Si escribes lo que lees, no se te olvidará. Siempre añade tus propias opiniones e impresiones. Si lees aprendes, si enseñas a otros lo que has aprendido, aprendes aún más, y además, no se olvida.
• Aplica lo que lees. Un libro es, en cierto modo, el punto de vista de una persona. En cualquier caso, estamos recibiendo un aporte del cual podemos aprender, o bien, podremos rebatir con nuestra experiencia adquirida. Recuerda que la lectura no es sólo leer, sino aprender. Y sólo aprendemos cuando conservamos lo que leemos y lo aplicamos.